Resumen
Después de la Cumbre Mundial de Desarrollo Social en Copenhague, se ha convertido en un lugar común el hablar del nuevo paradigma de desarrollo social. Por este, se entiende una forma diferente de modernización de las llamadas sociedades desarrolladas en la que los Estados nacionales han dejado de ser los actores únicos del proceso. La responsabilidad ahora la comparte con la sociedad civil. Luego de más de 30 años en los que el desarrollo y la modernización fueron responsabilidad exclusiva del Estado desarrollista, centralizado y planificador, ahora se habla de desarrollo participativo o desarrollo centrado-en-la-gente, y se afirma que éste es compatible con formas de gobernabilidad democrática basadas en la participación y el fortalecimiento colectivo de la sociedad.
En este artículo pretendo explorar algunas ambigüedades del nuevo sentido común sobre el desarrollo. No es mi interés descartar varios aportes positivos de éste, sino indagar las ambivalencias del matrimonio propuesto entre sociedad civil y desarrollo social. En particular, plantearé que esta nueva retórica al utilizar el concepto de sociedad civil relacionándolo con dos nociones que incómodamente coexisten entre sí, parte de un error, a saber, una noción antiestatista de sociedad y una versión de democracia participativa. Así mismo, este discurso concibe a la sociedad civil como una entidad que, no obstante ser múltiple y plural, posee un ethos determinado, una teleología y razón histórica que cumplir: el desarrollo social. Mi posición es que tal perspectiva de sociedad civil niega su carácter público e institucional, trivializa su valor como instancia de asociación autónoma, y le adjudica tareas estatales que no tiene capacidad de cumplir. Al mismo tiempo, esta visión contribuye a minimizar el papel de representación, negociación u mediación de conflictos de la sociedad política, y finalmente, aumenta el riesgo de debilitar el Estado con una avalancha privatizadora de sus funciones. El artículo concluirá que la alternativa no consiste en reivindicar formas de exclusión social o intervención estatal del pasado, sino en considerar que una interacción democrática entre agencias estatales y sociedad civil implica un proceso de consolidación y refuerzo mutuo en todos los campos, basado en la activación de las estructuras de representación y en la profundización de formas de influencia indirecta de la sociedad civil sobre el Estado y la economía.
Palabras Clave: Desarrollo social, Partisipación, Interaccion democratica