Abstract
La presentación de los criterios orientadores de la política criminal para el control de tráfico de estupefacientes en el nivel internacional, exige contar previamente con un marco de análisis que permita una observación comprensiva de las diferentes políticas nacionales actuales, al tiempo que requiere una apreciación de sus respectivas contradicciones internas. Para ello, el presente artículo busca proporcionar elementos de juicio que permitan estimar hasta qué punto el liderazgo asumido por los Estados Unidos en este campo está sostenido por una alianza tácita de intereses con otros sectores de poder en Occidente o responde simplemente a una división de trabajo para hacer frente a los desafíos económicos y geopolíticos de la época, entre otras posibilidades.
También se plantea aquí la pregunta sobre si es posible esperar a que se mantenga este estado de cosas, de tal manera que la actual estrategia de lucha contra el tráfico de sustancias psicoactivas continúe llevándose a cabo tal como ahora, con el costo político y social que esto trae para un país como Colombia. O, si por el contrario, se seguirán profundizando las brechas que ya existen en la política criminal antidrogas predominante en Occidente, debidas principalmente a los altísimos costos que presentan para los países que las han diseñado.
Palabras Clave: Drogas, Trafico, Politica internacional, Politica antidrogas