Abstract
La construcción de una ética pública es un asunto eminentemente social en el que las diversas partes puedan expresar sus aspiraciones y concepciones morales para llegar a acuerdos que sean asumidos por todos. No obstante, se requiere mostrar que todo ello es posible, que no es una vana ilusión.
Con el presente trabajo busco aportar elementos para mostrar que es posible construir una ética pública que parta del reconocimiento de la existencia de concepciones morales en principio divergentes e incluso antagónicas. En modo alguno aspiro a suplantar el ejercicio social, tan sólo busco mostrar su posibilidad.
Apartándome de quienes sostienen que los fenómenos de violencia, destrucción de la dignidad humana y violación de los derechos humanos son producto de una pérdida de valores, parto de la intuición de que quienes promueven o realizan tales acciones lo hacen, entre otras razones, movidos por concepciones morales con las cuales no sólo pretenden justificar su proceder sino además, imponerlas al conjunto de la sociedad.
Considero que la crisis de los Derechos Humanos en Colombia se explica, entre otros factores, por la presencia de diversas concepciones morales en conflicto, situación que encuentra su forma más aguda de manifestación en el asesinato de quienes no comparten la visión moral de alguno de los sectores.