Abstract
Los recientes procesos de privatización, descentralización y desregulación que han llevado a una clara reducción del papel y de las funciones del Estado en el modelo economías abiertas, han provocado una “revalorización” de la Sociedad Civil, particularmente en lo que se refiere a su potencial para “asumir” de una manera más eficiente, crecientes funciones “sociales”. Se trataría en principio, de pasar de una concepción de oferta estatal de servicios sociales a una más centrada en la demanda. Esto implica una concepción de oferta estatal de servicios sociales a una más centrada en la demanda. Esto implica una transferencia de funciones, responsabilidades y recursos financieros por la vía de los subsidios a los usuarios/beneficiarios organizados en una gran constelación de asociaciones no gubernamentales. Desde el punto de vista más tradicional del análisis económico del sector público, el ejercicio consistiría en privatizar a los sectores “productivos” del Estado en donde el mercado puede garantizar una rentabilidad de los servicios y, transferir a la Sociedad Civil los gastos considerados “improductivos” como los que se realizan en los servicios sociales.
Es importante destacar que en el caso de los organismos no-gubernamentales (ONG), las transferencias se concentrarían principalmente –aunque no de forma exclusiva- en servicios sociales especialmente destinados a servir a los sectores de bajos ingresos en los que es casi imposible “recuperar costos” y en servicios de un elevado costo por beneficiario (p ej: pacientes crónicos; discapacitados; menores abandonados, etc.) En los casos de servicios a sectores de ingresos medios y altos, la idea predominante es la de la privatización. Se plantearía así una especia de dualidad: Estado-ONG para los pobres y el mercado para los ricos.