Abstract
El reto era grande. Nuestra tarea, lograr la comprensión de todo ese mundo de hacedores de historias que son los productores de la telenovela colombiana. Deberíamos acercarnos a ellos y hacerles preguntas que nadie había hecho antes; preguntas a medio camino entre las del reportera de la revista farandulera y los los complejos cuestionamientos del crítico de arte. Debíamos indagar sus gustos por el oficio, por sus expectativas y aspiraciones y frustraciones; debíamos también comprender porqué un persona bueno aquí y uno cómivo allá, porqué risas y no llantos, porqué una familia campesina y no una familia de ciudad, porqué esos personajes y no otros, porqué esas historias y no otras; porqué esos lugares y no otros.
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