Resumen
A pesar de la grave situación de conflicto, la realidad cotidiana del Magdalena Medio no se agota en los hechos de violencia, ni siquiera priman. Por lo contrario, es una región donde la vida, la creación y construcción de respuestas a las necesidades constituye el eje central de sentido.
El país desconoce los hechos positivos que se producen en el Magdalena Medio porque no generan noticia en la prensa nacional. Tan solo cuando la muerte y la desolación se hacen presentes en la región, lo medio dirigen su mirada hacia ella.
¿Cómo explicar esto? ¿Se trata acaso de hacer “prensa rosa”? ¿De hablar bellezas de una región, olvidar sus conflictos y tapar sus irregularidades?
Podríamos responder que este fenómeno periodístico que selecciona y trata únicamente hechos de violencia cuando se refiere a un lugar específico, no sólo se aplica para el Magdalena Medio, sino que se da en todo el territorio nacional, y se llama amarillismo. Pero este argumento, además de dejar sin explicación el efecto que produce sobre una región la construcción reiterativa de un estereotipo violento, impide hacer un análisis profundo y, por tanto, impide identificar los referentes simbólicos que enmarcan este proceso.
Hacer un “periodismo rosa”, lleno de halagos, ignorando la otra parte de la realidad, sería caer en el mismo esquema del periodismo sensacionalista. Se trata entonces de encontrar y analizar los mecanismos profundos que se utilizan para construir la imagen de una región, de modo que se dé la posibilidad de buscar alternativas viables al ejercicio de otro tipo de periodismo. Uno que ayude en el propósito de construir una región, facilitando los canales de sentido que se requieren para ello.
Palabras Clave: Conflicto, Magdalena Medio, Prensa Rosa, Periodismo